TABÚ

El ángel de la guarda le susurró a Fabián, por detrás del hombro.
- ¡Cuidado, Fabián! Está dispuesto que mueras en cuanto pronuncies la palabra zangolotino.
- ¿Zangolotino? - pregunta Fabián azorado. Y muere.
Enrique Ánderson Imbert (1998)

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